Al norte de Lanzarote, al pie del Volcán de la Corona, cuya última erupción fue hace 3.000 años, comienza uno de los sistemas de cuevas y tubos más interesantes del mundo.
Las formas creadas por Manrique son serpentinas, donde la curva adquiere un fuerte carácter orgánico y se mimetiza con los elementos del entorno. Especialmente impactante es la palmera centenaria que intencionadamente se vuelca sobre la piscina proporcionándole una sombra tamizada.